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Retoque del Cartel

B.Ch.D

No soy mucho de biopics. Ya saben, esas películas biográficas sobre viejas glorias que revientan leyendas o que ensalzan a tipos que ya crían malvas. Pero esta película no es un biopic. Todd Haynes firma la película “I´m not here” en la cual se narran algunos capítulos de la vida del polimorfo Bob Dylan. Se trata de un film atípico, desconcertante, a ratos onírico, múltiple, sensible, reivindicativo, eléctrico, acústico, blues, folk, rock and roll, triste, genial y libre. En él se conjugan los sentimientos que destilan las canciones, su vida y las ideas del autor que el cineasta plasma con gran atino en los personajes de la escena. Olvídense del desarrollo lineal. Aunque la película sigue un orden parecido a una cronología, la personalidad de una leyenda viva como es Dylan exige una interpretación más compleja. Algo intentó Scorsese con el documental “No direction Home” en 2005.

El argumento de la película trata la vida de un personaje que ha moldeado y referido todo el ámbito de la música del siglo XX  Es interpretado por una coral de actores: a Bob Dylan  le dan vida (por orden de aparición) Marcus Carl Franklin, Ben Whishaw,  Christian Bale, Heath Ledger, Cate Blanchett y Richard Gere. Todos son Dylan en algún momento de su vida. En mayor o en menor medida.

Bob Dylan es tratado desde la óptica de Haynes como alguien que vino de alguna parte poco determinada, un muchacho desconocido que tocaba canciones de blues en la calle y componía poemas sociales. Vagabundo. La idea de libertad y de inocencia, reflexiones como la de “sentirse un bicho raro encima del escenario” porque le separaban del resto. Atrapado por sus propias poesías, arrasando entre el público con su sensibilidad. El director llevó a cabo un duro trabajo de documentación e interpretación de la obra del artista, de su personalidad, de sus influencias y de su legado.

Así, tras el niño negro que tocaba canciones de blues, interviene Ben Whishaw, dando vida al Dylan poeta de veinte años. Una mente dotada para la poesía, que analiza sus sentimientos dándoles sentido para con lo que hace. En las secuencias que aparece, parece estar asistiendo a algún tipo de interrogatorio, como si el cineasta hubiera puesto el alma de un poeta en el estrado y éste estuviera obligado a dar explicaciones.

En los años 60´s Bob Dylan se unió a la causa obrera. Dentro del circuito de música folk, Christian Bale interpreta a Jack Rollins (si, a esto de los seudónimos también hay que estar atento) , un cantautor de canción protesta que compone canciones de “dedo acusador”, ejerciendo de cronista de una época plagada de injusticia y de denuncia social. Se trata de la época más beligerante de Dylan, cuando se acompañaba de la eterna Joan Baez.

Heath Ledger se encarga de encarnar al Dylan más “real”, el menos conocido. El actor, el padre de dos, el marido infiel que nunca está en casa. Aquel que se enamora de una mujer y el que monta en moto. Aquel con el que mantiene una sonada discusión en un restaurante que es recogida por un fotógrafo indiscreto. En la realidad, Dylan tuvo un accidente con esa moto que casi le cuesta la vida.

Cate Blanchett interpreta a Bob Dylan. Fuente: http://www.nettavisen.no

La profundidad psicológica que refleja el film utilizando a varios actores para dar vida a un solo hombre, colma el vaso con Cate Blanchett. Una mujer haciendo el papel de Bob Dylan con verdadero acierto. No hay un solo momento en la aparición de Blanchett en el cual no estemos viendo al propio Bob. Es una suerte de rescate de la idea mental del artista. Genial. Increible. Si ustedes han visto la película “Pat Garret & Billy The Kid” sabrán a qué me refiero. He de señalar que, a mi parecer, las secuencias en las que aparece Blanchett son las mejores de la película: blanco y negro, introduciendo la historia del desencuentro con la prensa con el personaje de Keenan Jones, el periodista inquisidor que busca que el artista “diga lo que él quiere que diga” al cual Bob le dedica “A Ballad for a thin man”.

La música es otro gran acierto de la película. No sé de qué manera consiguieron convencer a Dylan para que prestase sus canciones para ilustrarla. Canciones como “like a rolling Stone” “Subterranean homesick blues” o “Blowing in the wind” pero también otras menos conocidas como “The lonesone death of Hattie Carroll”. Algunas incluso interpretadas por los propios actores y grupos jóvenes. Pues la música y las ideas del autor son los verdaderos hilos conductores de la película.

Al final, que no finalmente, Richard Gere es Billy El Niño, un personaje que viene a simbolizar otra parte del alma de Dylan. Un estereotipo de antihéroe clásico en el western, “el bandido que esquivó una bala y se escondió”. El hombre que es el niño, el niño que es viejo. Una persona que vive en el anonimato, apartado de la sociedad, pero que vuelve y se rebela contra la injusticia. Parece ser el retrato del Dylan maduro, el cual ya se declaró admirador de la figura de Billy El Niño. Mención especial para la majestuosa presentación final en el entierro, con máscaras y góspel.

No diría que es siquiera una película. Se trata más bien de un reconocimiento. Una carta de parte de sus admiradores que le dicen “Te queremos Bob”. Es una reconciliación de sus fans. Una llamada de atención sobre lo mucho que ha creado y compartido. Sobre la profunda sensibilidad que encierran sus canciones, cantos a la libertad y contra la injusticia.

Les dejo con Subterranean Homesick Blues. A la derecha, Bob Dylan. A la izquierda, con barba, Allen Ginsberg

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