Beni Díaz// Un grupo de universitarios prototípicos se marchan a pasar el fin de semana a la cabaña que les han prestado en Tyler Man Road, un recóndito monte boscoso donde no llega el GPS. Dos parejas y un tipo bastante narcotizado hallan una casita de madera de aspecto tenebroso. Los acontecimientos se precipitan mientras nuestros universitarios gritan de terror ante una situación que sobrepasa la demencia.
El planteamiento de la película me dejó indiferente: otra película slasher, es decir, basada en un asesino que pasa a cuchillo a un grupo de jóvenes que nada pueden hacer excepto chorrear sangre de forma grotesca. El asesino, a veces perturbado, a veces diabólico, a veces un tipo romántico como nuestro amigo Leatherface, suele ser brutal y no mostrar piedad cuando liquida a la pandilla de jóvenes incautos de turno. Sexo y drogas son distracciones para que el asesino psicópata entre a hurtadillas y decapite a un par de excursionistas. Películas como “Viernes 13”, “La matanza de Texas”, “Halloween” o incluso “Scream” han llegado a ser éxitos de taquilla, dando lugar a secuelas de calidad discutible.
Sin embargo, bajo la recomendación misteriosa de un amigo, decidí darle diez minutos. Consiguió que me hiciera varias preguntas que nos hacemos cada vez que nos ponemos delante una de estas: ¿De dónde salen estos tipos? ¿Qué les impulsa a matar? Porque si uno tiene una rencilla con alguien, se habla, sin necesidad de llegar a arrancarle la cara para usarla sobre la tuya.
“La Cabaña en el bosque” es un homenaje a las películas de éste género, consiguiendo una explicación coherente a esas preguntas mediante la creación de toda una trama sofisticada que maneja la situación desde el principio, sobreponiéndose al simplismo de las slasher originales. El director de la película, Drew Goddard, te lo pone en primera instancia. De alguna forma, los que seguimos la película desde detrás de la pantalla somos los que tenemos el control. Nos emocionamos, participamos de la acción, reímos y le gritamos a la chica de la peli aquello de “no vayas por ahí, no lo toques, no hagas eso… te lo advertí”.
La cinta, elevada ya a “película de culto instantánea” reúne a un elenco creíble en el que chocó encontrar al vigoréxico Chris Hemsworth y me alegró ver a Bradley Whitford, que me encantó en la serie cómica “The Good Guys”.
Otro punto relacionado con la película es lo tarde que se ha estrenado. Hay todo un submundo de películas excelentes que nunca llegan a estrenarse en la gran pantalla, al menos aquí en España. Retrasos, desacuerdos, falta de interés comercial, fallo en el modelo empresarial, sea como sea, en muchas ocasiones nos quedamos con las ganas de ver películas ganadoras de grandes premios independientes y otros proyectos de bajo costo pero de gran calidad. Es el gran misterio de las películas que no se llegan a estrenar.
“Cabin in the woods” es un título para disfrutar con unas palomitas sin hacerte demasiadas preguntas que te podrían llevar a una reflexión algo más oscura sobre qué haces delante de la pantalla cuando crees que no hay nadie. Y es que siempre hay alguien mirando.
Artículo publicado en columnazero.com