B.Ch.D
En el año 2020, la Tierra es amenazada por el ataque de monstruos titánicos extraterrestres que surgen del portal interdimensional situado en el fondo de la fosa de las Marianas, en el Océano Pacífico. Los Kaijus, como se les conoce, arrasan poblaciones de cientos de miles de personas, destruyendo todo a su paso. Para combatirlos se crean los Jaegers, robots gigantescos pilotados por dos seres humanos que deben sincronizar sus pensamientos (representando el hemisferio izquierdo y derecho del cerebro, respectivamente) para gobernarlos y proteger a la humanidad.
La cinta viene firmada por el director Guillermo Del Toro, conocido por sus creaciones en cine fantástico, tales como Blade, Hellboy o el Laberinto del Fauno. Así pues, no debe sorprendernos la buena calidad del filme, así como su cuidada edición y montaje, que nos adentran en la historia creando una atmósfera fácilmente relacionable con los cómics manga japoneses del género “Mechas”, como por ejemplo, Mazinger Z. Además, en el diseño de los monstruos gargantuescos podemos encontrar referencias a los enemigos del mítico Godzilla.
Se trata de una película épica sobre paladines del futuro que se enfrentan a lo imposible con el objetivo de proteger a la raza humana del apocalipsis. Partiendo de eso, podemos creer cualquier cosa. El argumento se aprovecha de ello, planteando a propósito diálogos heróicos, discursos motivadores y situaciones típicas en las que se pone en juego la ética de los protagonistas.
En este aspecto se pude encontrar alguna flaqueza en Pacific Rim (Titanes del Pacífico en LatAm): Raleigh Becket (Charlie Hunnam)es un ladrillazo interpretativo que aporta únicamente una mandíbula prominentemente tensa. Mako Mori (Rinko Kikuchi) no sabemos de dónde ha salido, pero su sobreactuación (patente en la última escena de la película) parece digna de un club amateur. Por no hablar del cameo de Santiago Segura, cansino ya en las películas de Del Toro y que se podría haber ahorrado sin demasiado esfuerzo. ¿Por qué han fallado? Quizá se gastaron demasiado presupuesto en el corte de pelo a láser de Idris Elba (Mariscal Stacker Pentecost)
Sin embargo, son pequeños y llevaderos detalles que no nos distraen de lo principal: leña a cascoporro entre robots y monstruos gigantes extraterrestres. Destrucción de verdad, sin limitaciones en la producción. Mortales enfrentamientos entre robots varios (los hay chino, ruso-soviético, australiano y el americano, suponemos, Gypsy Danger) y terrores mezcla de peces – reptiles de otra dimensión. La historia secundaria, con investigadores científicos y traficantes ilegales que aportan el contrapunto humorístico, nos da respuestas sobre la procedencia y el objetivo de los Kaijus. No es que sea la idea más original, pero está muy bien aprovechada, armando de sentido a toda la trama.
Pasaremos por encima de las acusaciones internautas de sexismo y racismo (algún mensaje que intentaba emular pintadas como las que se hacían en los tanques de la Segunda Guerra Mundial y que Idris Elba parece ser el único hombre negro del futuro) por carecer de base.
Pacific Rim consigue que el espectador salga del cine con la satisfacción de haber encontrado lo que buscaba: acción, lucha, destrucción, una historia bien desarrollada, monstruos aulladores gigantes, chispas, caos, robots e, incluso, épica operística adaptada para norteamericanos. Vayan a verla: Guillermo amenaza con una segunda parte.